Los logros escolares de tu hijo son también un hito para ellos, por lo que no deberían pasar por debajo de la mesa. El acompañamiento durante su formación educativa es clave en su desempeño, sentir que tienen en quién apoyarse para pasar los momentos más complicados es la mejor forma de hacerles bien. Akdemia es la herramienta clave en esta primera etapa, donde el monitoreo es esencial, porque informamos a toda la comunidad educativa: apenas el profesor carga la nota, el representante se entera. Ya sea en el app móvil o por la web, ¡la comunicación es constante!

Muchos padres asocian éxito o fracaso escolar con el rendimiento académico de los estudiantes. Esto implica que el niño que obtiene buenas notas es exitoso y debe tener una recompensa por ello. Por el contrario, quien no logra llenar las expectativas académicas, experimenta un fracaso y debe ser castigado.

La poca tolerancia al fracaso se revela, en algunas familias, en la aplicación de sanciones y en la búsqueda de culpables. El fracaso escolar, la mayoría de las veces, viene acompañado de castigos impartidos desde la escuela misma: el niño debe cambiar de colegio o pasa a formar parte del grupo de malos alumnos. Estas situaciones, en definitiva, no hacen más que marcar al estudiante y lograr que pierda la confianza en sus potenciales capacidades.El resultado en la boleta  de notas a final de cada período no debe ser un único y determinante momento de evaluación de los logros del niño. Se trata de estar atentos al desempeño diario, a la superación de las pequeñas dificultades y, en ese registro, motivar e incentivar.

Los premios, un reconocimiento por el esfuerzo

Las experiencias y los estudios realizados señalan que sí. Siempre que el premio sea un reconocimiento del esfuerzo. Sí, en la medida en que los premios formen parte de una estrategia de acción constante para fortalecer la confianza del alumno y mejorar su proceso de aprendizaje y adaptación escolar.En este sentido, no sólo debe premiarse la calificación máxima, sino también el desarrollo de estrategias tendientes a superar las dificultades. El niño que obtiene un promedio medio, cuando antes no llegaba a aprobar los exámenes, debe sentir el reconocimiento y valoración de su progreso. Es decir: todo esfuerzo superador debe ser alentado.En los casos de buen desempeño y de mejoramiento, hay que felicitar a los niños por sus logros. Fiestas en el colegio, excursiones de fin de semana pueden ser algunos de los modos de premiar los logros obtenidos. Pero también es un reconocimiento al esfuerzo dejar que los niños tengan más responsabilidades: que decidan más libremente sobre el uso del tiempo, por ejemplo.

La motivación es entonces una de las claves del éxito escolar y premiar es una manera más de incentivar y generar interés en los niños. Ahora bien, las recompensas necesitan ir acompañadas de la reafirmación del sentido de responsabilidad: los niños deben recordar que su paso y desarrollo por la escuela es una etapa que deben vivir (como lo han hecho sus padres, sus hermanos mayores; como lo harán los más pequeños), y que es esencial para su vida como adultos.Por otro lado, así como el nivel de exigencia debe estar en relación con las características individuales del alumno, se debe también premiar de acuerdo con su esfuerzo, sus logros intelectuales y emocionales.

En definitiva, el objetivo de la compensación y el incentivo es que el niño desarrolle su autoestima, independencia y seguridad emocional; sentimientos que redundarán en un buen rendimiento escolar.

fuente: actualidad360.com